La historia de Francisco Báez representa a la de muchos trabajadores del riel que hicieron del servicio al prójimo una forma de vida.


Se hizo famoso por una cantidad de gauchadas a la vuelta de la vía en el Ferrocarril Urquiza y también por los “caldudos” con un poco de carne y arroz, pero cargados de “un montón de recuerdos y añejas anécdotas ferrocarrileras”, según nos relata Antón Pelek en esta nota publicada en el diario electrónico Misiones On Line.

www.misionesonline.net/paginas/opiniones.php?id=2758

Aceleren los trámites

Cuando leo que alguien murió "arrollado" por un tren se me estruja el alma. Pero cuando la misma noticia la recibo por los altoparlantes de la terminal Constitución lo que siento es algo muy distinto. "¿No podría haberse tirado en otro momento y otro lugar"?, me pregunto. Claro, lo mejor para todos, especialmente para el muerto, es que nunca hubiera acabado con su vida.

Pero esta es la pregunta que miles de usuarios del ex Ferrocarril Roca se hacen cada vez que ocurre un accidente y se cancela un tren y con él la esperanza de viajar y llegar a tiempo a donde sea que vayamos. A la ida, muchos pierden el presentismo; a la vuelta, las horas de descanso antes de arrancar con la rutina diaria.

Son, seguro, dos o tres horas de retraso y la pregunta obligada: ¿Por qué tardan tanto en despejar las vías y reanudar el servicio? ¿Hay alguna solución posible a este drama? Los "guardas", esos personajes históricos y que aguantan cualquier cambio en el Ferrocarril dan la misma trillada explicación: "Hay que esperar a los peritos", al juez, al secretario y a Dios y María santísima. ¡¡Basta por favor!! Por favor, apuren el tren.